lunes, 15 de septiembre de 2014

¡Y se acabaron las vacaciones!

Bueno, gente, empieza un nuevo curso. ¡Estoy en 4º ESO! ¡Sí, señor! Este es mi último año de Enseñanza Obligatoria. Después a hacer Bachillerato, estudiar una carrera, sacarse la ya mencionada carrera, trabajar, echarse novio (o novia, todo depende de muchas cosas), establecerse, procrear, hacer muchos bizcochos y ser atropellada por un camión. 
Hoy he ido a la presentación (con mi nueva camiseta de R+, tal y como ya predije) de 4º y me he llevado una grata sorpresa: los profesores de este año son una auténtica maravilla. Adiós a los problemas en matemáticas (los míos propios, los del libro seguirán ahí) y en Educación Física. Hola Latín, Ética e Historia.
Dentro de exactamente 25 días será mi 16º cumpleaños (¡Ya podré ir a la cárcel! ¡Yuju!), el primero de una de mis muchas primas y puede que el nacimiento de otro primo más (malditos bebés ladrones de protagonismo).
Todavía no tengo los libros de este curso, porque aún no me han dado el cheque (y porque ni siquiera sé que asignaturas he cogido), pero todo es cuestión de tiempo.
La mala noticia, en cierto modo, es que en mi clase sólo somos tres chicas. Estamos las tres juntas, en la parte de delante y cerca de la puerta, por si acaso en algún momento tenemos que escapar del exceso de testosterona. Todavía no han empezado las clases y ya sé que este año voy a repartir más bofetones que en toda mi vida.
Este viernes voy a un recital poético en el centro social autogestionado de siempre, y voy a llevar un Bizcocho Angélico (nombre muy cutre, lo sé) para empezar a darme a conocer un poco.




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