sábado, 14 de febrero de 2015

Feliz Día del Amor Propio

Hoy, 14 de febrero, es el Día de los Enamorados, día que yo, como siempre, paso sola en mi casa leyendo, escribiendo y viendo la tele. Pero qué mejor día que hoy para escribir una entrada nueva y poner al corriente a toda aquella persona que, al igual que yo, no tenga nada mejor que hacer un sábado por la tarde.
Este lunes tuve la oportunidad de asistir a un acto de Alberto Garzón, candidato de IU a la presidencia del gobierno. Este blog no es un instrumento de propaganda electoral, ni mucho menos, pero lo cierto es que salí de allí muy contenta y con renovado ánimo de pelear por mis derechos y por los de todos los demás. 
He de decir que las palabras de Garzón fueron muy alentadoras y motivadoras, además, el cómo las dijo también contribuyó. Cuando hablamos de políticos profesionales solemos imaginarnos a señores aburridos con corbata leyendo cosas ininteligibles en unos papeles que parecen no acabarse nunca. Con Alberto Garzón no fue así: primero, porque no es tan viejo como para llamarlo "señor" y porque no llevaba corbata; segundo, porque habló sin papel alguno y de una forma que incluso yo, que tardo un poco en procesar la información, pude comprender sin dificultad. Todo aquello de lo que me llevo quejando todo este tiempo perdió importancia. No sé cuántas personas había en la sala exactamente, pero tener a una multitud a tu alrededor que piensa como tú, y que está allí por lo mismo que tú, hace que todos esos individuos cerrados, intolerantes y, por encima, de todo, orgullosos de su ignorancia con respecto a tantas cosas pierdan la poca relevancia que tenían en tu vida.

Con Alberto Garzón al final del acto.

Cambiando de tema, ayer celebramos el Carnaval en el instituto. Yo, para variar, fui con una camiseta manchada de sangre, unas medias rotas y cuatro kilos de talco en la cara y el pelo, además de un montón de maquillaje negro y rojo.

No es la primera vez que voy disfrazada de zombi al instituto en Carnaval, pero la última vez fue hace ya cuatro años, y tampoco disponía de demasiado tiempo para preparar el disfraz.
Pasé toda la mañana mirando a la gente fijamente y asustando a los profesores, aunque mi disfraz no fue tan impactante como otros -Maléfica, Cupido o los protagonistas de La Banda del Patio- que se esforzaron en ir de algo original de lo que no hubiera ido nadie antes.
No pude disfrutar de mi maravilloso atuendo de muerta viviente durante demasiado tiempo porque me tuve que lavar la cara y el pelo para ir a la peluquería después de comer, pero en el camino de casa al instituto y del instituto a casa me sentí halagada ante la expresión de sorpresa y fascinación de un montón de niños y niñas pequeñxs que se me quedaron mirando cuando pasé por delante de su colegio.

P.D.: Hice hace poco el examen de recuperación de Ciencias Sociales y me salió bastante bien, aunque la nota no me la darán hasta el final del trimestre.

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